El Banco de Alimentos y las asociaciones provinciales de Campings y Hoteles, miembros estos del Círculo Empresarial de Turismo, han firmado un convenio de colaboración para el aprovechamiento de los excedentes alimentarios y conbatir el desperdicio, afianzando así la apuesta del sector turístico por la sostenibilidad y la responsabilidad social corporativa de las empresas. Y todo ello dentro de un marco de colaboración pionero en Andalucía.

Aunque de manera habitual los establecimientos de alojamientos turísticos han venido colaborando con entidades sociales y sin ánimo de lucro en esta materia, con el paso dado se establece un marco de referencia permanente y estable de la mano de una de las principales entidades sociales sin ánimo de lucro de nuestra provincia como es el Banco de Alimentos.

De esta manera y con la estrecha colaboración de la administración sanitaria, en concreto de la Delegación de Salud de la Junta de Andalucía en Huelva y su departamento de Salud Pública, las entidades que suscriben este acuerdo han definido un procedimiento por el cual aquellos alimentos que se pueden considerar excedentes alimentarios, fundamentalmente aquellos que se producen en los buffés, de los establecimientos hoteleros, o en el caso de los campings de los productos que se ofrecen a los clientes en los servicios de comercio de alimentación ubicados en los mismos, se van a poder distribuir entre diferentes entidades sociales a través del Banco de Alimentos de Huelva, para intentar paliar las necesidades de los colectivos más desfavorecidos de nuestra provincia.

El convenio tiene por objeto establecer un marco de colaboración entre las entidades firmantes para coordinar las donaciones y la distribución de aquellos excedentes alimentarios que se producen en el desarrollo de la actividad, facilitando así un mejor aprovechamiento de los recursos.

No se debe olvidar que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que un tercio de los alimentos producidos en el mundo son desperdiciados o no utilizados como alimentos. La repercusión económico-social y de derroche de recursos naturales (emisiones GEI, huella hídrica, modificación/degradación del uso del suelo para la producción, etc.) para conseguir producir estos alimentos es enorme y esta sociedad no se lo puede ni debe permitir. El primer objetivo de la lucha contra el desperdicio alimentario debe ser la prevención a través de la puesta en marcha, por parte de las empresas alimentarias, de prácticas que reduzcan la generación de excedentes alimentarios y en su defecto, posibilitar la donación de estos.

La firma de este convenio, al cual ya se han adherido cinco empresas del sector de alojamientos turísticos, es sólo el comienzo de una estrecha y permanente colaboración entre entidades que hacen de este problema un objetivo a resolver, si bien por las dimensiones, características y condiciones en las que hay que certificar un procedimiento de recogida y distribución de los alimentos, se precisa de la máxima colaboración posible por parte de las administraciones e instituciones privadas que asuman y hagan suyo este mismo compromiso y se adhieran a este importante y necesario proyecto.